Nuestro director general se presenta
Hola, soy Max, tengo 24 años y soy originario de Baviera, donde el cannabis sigue teniendo fama de "hierba del diablo" entre mucha gente.
Cuando tenía 20 años, sufrí un duro golpe. Me sentí mal durante semanas y tuve problemas respiratorios. Tras innumerables pruebas negativas de coronavirus, por fin me hicieron una resonancia magnética. El diagnóstico: un tumor entre el corazón y los pulmones, un linfoma de Hodgkin. El shock fue enorme y el miedo a la quimioterapia que se avecinaba, abrumador.
Empezó la quimioterapia y con ella llegaron los temidos efectos secundarios. Me sentía peor que nunca, estaba confinada en cama y mi circulación era inexistente. Las náuseas y los vómitos constantes dominaban mi vida cotidiana. La medicación para los efectos secundarios apenas funcionaba y mi estado seguía deteriorándose.
Finalmente, pregunté en el hospital por la terapia con cannabis como alternativa para combatir los efectos secundarios, pero me la rechazaron por falta de conocimientos. Así que acudí a un médico privado que ofrecía esas opciones de tratamiento. Rápidamente recibí mi primera receta y pude vapear cannabis para combatir los efectos secundarios durante mi segunda sesión de quimioterapia. Esta decisión fue un punto de inflexión. Mis náuseas se redujeron drásticamente, los vómitos cesaron y pude volver a comer. Mi calidad de vida general mejoró notablemente.
Tras seis meses de quimioterapia intensiva, las pruebas dieron negativo: no quedaba ningún tumor maligno. Tardé unos seis meses en volver a la normalidad y recuperé el pelo. Pero la quimioterapia dejó su huella: desarrollé dolor nervioso crónico, un efecto secundario poco frecuente que sólo se da en unos pocos pacientes. Ahora también aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades tumorales, ya que la quimioterapia daña el organismo a largo plazo.
Sigo tomando cannabis medicinal de la farmacia para el dolor nervioso, lo que me evita de nuevo tener que tomar analgésicos. Mi calidad de vida ha vuelto al nivel que tenía antes de la quimio, incluso mejor, ya que he cambiado mi estilo de vida y lo he hecho más saludable.
Siempre he odiado el estigma que rodea al cannabis. Desde que tengo cáncer, me doy cuenta aún más de lo anticuados y estúpidos que son estos prejuicios contra este remedio natural. Quiero que la gente entienda que el cannabis puede ayudar de verdad y que no es sólo para divertirse y relajarse. Dado el elevado coste del cannabis, aunque pueda crecer como la hierba, creo que todo el mundo debería tener la oportunidad de cultivar su propia hierba. De ese modo, puedes cultivar tu propia medicina.
Con la legalización del cannabis y su cultivo, empecé a cultivar mis primeras plantas de cannabis con gran entusiasmo. Observar los diferentes ciclos vitales de las plantas, cómo se desarrollan y cambian, me fascina. La diversidad que aporta cada genética, desde el olor y el aspecto hasta el efecto y el sabor, es increíble. Estoy convencida de que el cannabis ofrece una alternativa natural y eficaz a los medicamentos convencionales. Quería compartir este conocimiento con otras personas.
Junto con un amigo, se nos ocurrió la idea de montar un negocio de semillas. Nuestro objetivo era crear nuestra propia marca de semillas que no sólo destacara las numerosas propiedades positivas de la planta de cannabis, sino que también ofreciera información exhaustiva sobre ella. Gracias a nuestros contactos en el sector del cannabis medicinal, conseguimos un fabricante que cuenta con unas instalaciones de vanguardia. Juntos hemos construido allí una planta de producción de semillas que cumple las normas más estrictas. Nuestros productos se producen en las mismas condiciones estrictas que las flores de cannabis medicinal, lo que les confiere una calidad inigualable.
Mi objetivo es tener un impacto positivo en el mercado y educar a la gente en lugar de pensar en términos de estigma. Es importante señalar que el cannabis no es para todo el mundo y puede tener efectos negativos en algunas personas, especialmente en las que tienen problemas de salud mental. Por tanto, recomendamos probar el cannabis de forma responsable e interrumpir su consumo si se producen reacciones negativas. Para garantizar el mejor tratamiento posible, siempre debe buscarse asesoramiento profesional. Para muchas personas, sin embargo, el cannabis puede ser una solución eficaz para el dolor y muchas otras dolencias.